REMITIDO.- Miércoles, 17 de Febrero de 2010
Por PLACIDO GONZÁLEZ HERMOSO
Antes de relatar la leyenda sobre el dolor desgarrado del dios Dioniso "Bromios" (“el que brama”) por la muerte de su idolatrado Ampelo, permitidme esta somera introducción, a fin de situar al lector en el tiempo y en algunas costumbres de la antigua Grecia, para mejor entender el porqué de aquellos devaneos erótico-pederásticos entre un adulto y un “efebo”.
Los Efebos, por lo general, eran jóvenes atenienses, entre 18 y 20 años, que se instruían en las artes de la guerra. Es decir, era una especie de servicio militar, aunque también se aplicaba este término a los discípulos que vivían con sus maestros.
Entre la alta sociedad griega era una práctica común, aceptada y bien vista, las relaciones entre un adulto y un púber mozo, siempre consentidas, y se consideraba como una normalidad la relación entre un docente y su discípulo.
Esta atracción hacia los adolescentes, dejando aparte los “efebos” consagrados a los dioses griegos, conocida como “efebofilia”, fue practicada, o más bien atribuida, entre otros, a Solón (638-558 a.C. uno de los 7 sabios de Grecia), quien en un poema erótico que nos ha legado, describe el atractivo de los muslos y “la dulce boca” de un joven ateniense. Iguales prácticas le imputaron a los poetas Anacreonte (572-485 a.C.) y Píndaro (518-438 a.C.). El primero imploró a Dioniso para conseguir el amor del efebo Cleóbulo y el segundo dedicó un poema erótico al joven Teóxeno, en cuyas rodillas, se dice, murió el poeta...
VER ARTICULO COMPLETO EN ENLACE: http://taurofago.blogspot.com/2010/02/dioniso-ampelo-y-el-origen-del-vino.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario