domingo, 8 de abril de 2012

FRANCISCO MONTIEL, doctorado en su Cieza natal. La Terna Murciana salió en hombros / Texto y Fotos.- Pepe Castillo Abreu

La alternativa de FRANCISCO MONTIEL, ''El Mejor Acto De Conmemoración Del Centenario Coso ‘’La Deseada’’ de Cieza. Padrino ‘’RAFAELILLO’’. Testigo ALFONSO ROMERO. Toros de Sánchez Arjona. Tarde de emociones y de gratos recuerdos, en la que el ganado de Sánchez Arjona no dió el juego esperado. Destacó el 6º. Fue alimaña o peor el 4º. Los Terna hizo un esfuerzo para remontar la tarde que el respetable supo valorar.
El subalterno Antonio Cama estuvo sensacional en su reaparición.
CIEZA (Murcia). Sábado de Gloria. 7 Abril 2012. Texto y Fotos.- Pepe Castillo Abreu. Aunque se decía que la venta de entradas iba bien, no dejaba de preocupar cuantos se darían cita en tarde tan señalada para el ciezano Francisco Montiel. No era para menos: puente de Semana Santa, tarde fresca y con viento. Posibilidad de lluvias era el pronóstico meteorológico. Novillada con caballos en Lorca y el Club Taurino de Calasparra celebraba el Dia del Club. Eran los elementos, a priori, nada favorables para animar la taquilla. Al final, contra todas las circunstancias adversas, la tarde fue bonita y agradable. No se llenó la bonita y bien cuidada Plaza de Toros de Cieza –Año del Centenario- pero los dos tercios de plaza cubiertos, tal como está el ‘’patio’’, era de por sí un éxito. Ambiente muy agradable toda la tarde, que ya se vivió en los prolegómenos en el patio de caballos. El primero en llegar fue el toricantano, emoción en el rostro, pero con aparente tranquilidad. Entrañables, cariñosos y cómplices fueron los saludos en el patio de cuadrillas, por parte de su padrino de alternativa, Rafaelillo, y del testigo, Alfonso Romero. Evidencias quedaron de la auténtica amistad y respeto recíprocos. En la misma sintonía estuvieron las cuadrillas y todos los que se acercaron a saludar y desear lo mejor a Montiel, que estuvo muy cordial y atento con todos. Entre ellos, Pepe Soler, Alfonso Romero Rocamora y Manuel Cascales. No pasó desaperciba la presencia del subalterno Antonio Cama, de la cuadrilla de Montiel, que reaparecía, en tarde tan especia,l tras la grave cogida que sufriera en Las Ventas el pasado año. También, un emocionado recuerdo para D. Francisco Yuste, que fuera presidente, hasta su fallecimiento enero de 2010, de la Peña Taurina de Francisco Montiel de Cieza.
Gente importante del toro se dieron cita en ‘’La Deseada’’, entre otros, los apoderados Miguel Flores, Roberto Espinosa, Dávila Miura, Carlos Zúñiga (hijo), el ahora ganadero Jorge Ibáñez. También del futbol, como Vicente Carlos Campillo.
Con diez minutos de retraso irrumpieron los protagonistas en el ruedo. Aunque, en primer lugar, en solitario, en medio de una gran ovación apareció Montiel.
FRANCISCO MONTIEL, como marcan los cánones, abrió plaza, y salió decidido, sin dar el mínimo reflejo de nervios por las emociones del momento. Lanceó de capa con gusto a pies juntos. Y llegó el primer susto, el derribo al picador que guardaba puerta y se provocó cierto desorden en los dos primeros tercios. Llegó el momento cumbre de la ceremonia. Se intuyó en el emocionado y feliz rostro de Montiel, el bonito discurso que debió dedicarle su padrino Rafaelillo. El cambio de trastos se hizo con parsimonia, elegancia y torería. Y tras los abrazos, Francisco se fue a brindar su primer toro como matador a su madre que ocupaba una barrera. Con decisión, firmeza y con las ideas muy claras, se mostró ante su toro de alternativa, de nombre Acertado, nº 67 de Sánchez Arjona, y muy aplaudidas fueron las tandas por el pitón derecho. Un tanto precipitados fueron los adornos. Al final, perdió una oreja al no acertar con la espada. En el que cerró plaza, Montiel mejoró la faena de su primero, y aún arriesgó más en terrenos comprometidos. Brindó al respetable. En un lance el toro le sorprendió y Montiel estuvo por los aires, aunque muy ágil,, en un alarde de facultades y reflejos, de forma incomprensible no llegó a perder la vertical. Entró a matar con decisión y verdad cobrando una estocada casi entera, delantera y perpendicular, precisando un golpe de verduguillo. Se pidieron con fuerza las dos orejas concedidas.
RAFAELILLO, estuvo a la altura que de el se espera. Y estuvo como siempre. En cualquier plaza, con quién esté y ante la ganadería que le pongan. Entrega y valor desbordado, pero desde hace tiempo, con un cuajo de mucho calado como torero dominador en todas las fases de la lidia. Así estuvo en sus dos toros. En su primero, feo de pitones, acapachado, lo recibió de sendos faroles de rodillas, lances de verónica y bonito remate. Al probar en un quite, estuvo a punto de ser arrollado, al ejecutar una segunda tafallera, en una colada tremenda, golpeando a Rafaelillo y saliendo su montera por los aires. En la muleta estuvo poderoso, muy por encima de su oponente. Cortó una oreja y perdió la segunda con la espada. En el cuarto de orden de lidia, tuvo Rafael que emplearse y sacar toda su ‘’artillería’’, ante el exigente, violento y muy peligroso toro, que le buscó las vueltas de principio a fin. En varas derribó con mucho peligro a Esquivel, las consecuencias pudieron ser graves, por suerte, quedó en un susto. No pudo el de Sánchez Arjona con todo el oficio que atesora Rafaelillo y la firmeza y seguridad en los momentos de alto riesgo del murciano del Barrio del Carmen. El toro lo esperaba, lo medía para echarle mano, la solvencia y el poder de concentración de Rafaelillo, curtido en mil peores batallas, fueron las mejores armas en la lidia de este toro, en una faena verdaderamente de alta tensión, de poder a poder.
Alfonso Romero, arrancó los olés más sentidos de la tarde, en unos lances primorosos, revestidos de una estética y plasticidad impecable y personalísima. En el toreo en redondo por el pitón derecho se disfrutaron los muletazos más largos y ligados de la tarde. De todas formas, tanto en su primero, al que le cortó dos orejas, como el deslucido quinto, Alfonso estuvo muy por encima de sus oponentes. Pero el respetable disfrutó el regusto y aroma de un torero de una clase excepcional. Alfonso estuvo hecho un cañón con la espada. En el quinto escuchó una gran ovación desde el tercio. Aunque la ovación más cerrada fue la que se produjo cuando Alfonso Romero brindó su primer toro al reaparecido subalterno Antonio Cama.
Los Tres Toreros salieron a hombros, y queda para la gran historia de la Plaza de Toros de Cieza –‘’La Deseada- en la Conmemoración de su Centenario, una entrañable tarde de alternativa del ciezano Francisco Montiel, teniendo por padrino y testigo a los murcianos Rafaelillo y Alfonso Romero.