En plena Gran Vía, de repente, la memoria de Jaime Campmany revivió. Un hombre calado de sombrero panameño, bigote encanecido de palabras, redondo de sabiduría, intuitivo de prosa y poesía, se acodaba en un bar. De aquella literatura que vertía en su columna abecedaria, de aquellos romances versados en el micrófono, cada viernes en la COPE, de Antonio Herrero, aprendimos el abecedario los juntaletras. Clamores de Murcia que hoy resucito por el maestro...MÁS INFORMACIÓN
viernes, 18 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario