Me respondo a mí mismo en el arranque del artículo: no lo tengo claro.
MURCIA. Viernes, 22 Junio 2012. Texto.- ALFONSO AVILÉS SÁNCHEZ -Pte. CLUB TAURINO DE MURCIA- Se ha conocido esta semana que el Gobierno de la Comunidad Valenciana ha archivado el expediente para declarar a los toros Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en su territorio al no haber encontrado apoyos suficientes en las instituciones consultadas. Teniendo en cuenta que las entidades a las que se ha requerido opinión son consultivas y no vinculantes, cabe preguntarse si había voluntad real por parte del Ejecutivo valenciano de que prosperase su moción. No siguen los vecinos la estela del Gobierno regional de Murcia, que sí declaró BIC a la Fiesta de los Toros en febrero de 2011, en una acción valiente y decidida por proteger una de las más grandes muestras del patrimonio artístico y cultural que tiene este país.
En los últimos años está quedando demostrada la deriva de las acciones a favor de los toros. No hay contrapeso, o éste no es lo suficientemente contundente como para combatir los ataques demagógicos que está sufriendo este arte universal que tantas pasiones levanta en muchos rincones del mundo. No critico la controversia que generan los toros, porque entiendo que es buena si sirve para mejorar. Sí la maldad de aquellos comentarios que, en aras de la presunta defensa del animal, identifican el toreo con una forma de tortura. Y sí la deriva –que es desidia en algunos casos- de los distintos estamentos taurinos, que son muchos y conviene recordarlos. La Mesa del Toro, las federaciones de abonados, los empresarios, los ganaderos, los clubes y peñas taurinas y los propios taurinos se han limitado, nunca mejor dicho, a ver los toros desde la barrera. Echo de menos más presencia y una sola voz que sea contundente y demuestre el apoyo sin fisuras a la Fiesta. Y esa voz debe ser la del Gobierno central.
El letargo ha durado ya demasiado. Mientras, los movimientos antitaurinos han ido comiendo terreno y, ante el silencio clamoroso del mundo del toro, han impuesto sus argumentos con la complicidad en algunos casos de la clase política, como en el caso de Cataluña. En la Comunidad Valenciana, donde cada provincia tiene Feria taurina propia, no han sabido o no han querido seguir el camino de la Región de Murcia, de la Comunidad de Madrid y de Castilla-La Mancha, donde también está protegida la Fiesta. No sé si esto supondrá el fin de la iniciativa, pero queda claro que, una vez más, han podido otros intereses más allá de los criterios culturales y artísticos que deben primar para el caso.
Al aficionado, y yo lo soy, le queda la duda razonable de saber si se está trabajando todo lo posible por una expresión cultural que ensalzan y admiran personalidades de todas las disciplinas artísticas y de otros ámbitos no relacionados con el arte, lo que la engrandece más. Yo me felicito al ver que mi región sí ha sido capaz de hacerlo y porque este año esté celebrando el 125º aniversario del Club Taurino y de la Plaza de Toros de Murcia, dos instituciones que siguen difundiendo y fomentando esta tradición universal.
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