MIGUEL HERNÁNDEZ
-POETA DEL PUEBLO, entre nosotros, SIEMPRE...-
AÑO DEL CENTENARIO.
Alza, toro de España: levántate, despierta. Despiertáte del todo, toro de negra espuma, que respiras la luz y rezumas la sombra, y concentras los mares bajo tu piel cerrada.
Despiertáte. Despiertáte del todo, que te veo dormido, un pedazo del pecho y otro de la cabeza: que aún no te has despertado, como despierta un toro / cuando se le acomete con traiciones lobunas.
Levantáte. Resopla tu poder, despliega tu esqueleto, enarbola tu frente con las rotundas hachas, con las dos herramientas de asustar a los astros, de amenazar al cielo con astas de tragedia.
Exgrímete. Toro en la primavera más toro que otras veces, en España más toro, toro, que en otras partes.
Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.
Desencadénate. Desancadena el raudo corazón que te orienta por las plazas de España, sobre su astral arena. A desollarte vivo vienen lobos y aguilas / que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.
Yérguete. No te van a castrar: no dejarás que llegue / hasta tus atributos de varón abundante, / esa mano felina que pretende arrancártelos de cuajo, / impunemente: pataléalos, toro.
Vibrate. No te van a absorber la sangre de riqueza, / no te arrebatarán los ojos minerales. La piel donde recoge su resplandor el lucero / no arrancarán del toro de torrencial mercurio.
Revuélvete. Es como si quisieran quitar la piel al sol, / al torrente la espuma con uña y picotazo. No te van a castrar, poder tan masculino / que fecunda la piedra; no te van a castrar.
Truenáte. No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás / si no es para escarbar sangre y furia en la arena, / unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas / abalanzarse luego con decisión de rayo.
Abalánzate. Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado, / y en granito fiero paciste la fiereza: revuélvete en el alma de todos los que has visto / la luz primera en esta península ultrajada.
Revuélvete. Partido en dos pedazos, este toro de siglos, / este toro que dentro de nosotros habita: partido en dos mitades, con una mataría / y con la otra mitad moriría luchando.
Atorbellínate. De la airada cabeza que fortalece el mundo, / del cuello como un bloque de titanes en marcha, / brotará la victoria como un ancho bramido / que hará sangrar al mármol y sonar a la arena.
Sálvate. Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.
Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.
Atorbellínate, toro: revuélvete.
Sálvate, denso toro de emoción y de España.
Sálvate.
Salvemósle, juntos, unidas nuestras fuerzas de toros inmortales que habitan en nuestros veneros. Ha llegado el momento, en este instante, ha llegado la hora de responder a la llamada que nos hace Miguel Hernández para salvar al Toro de España: ''De despertarnos. De levantarnos. De esgrimirnos. De desencadenarnos. De yerguírnos. De vibrarnos. De revolvernos. De tronarnos. De abalanzarnos. De ser indomables torbellinos.''
Para salvar a España. Para salvar al Toro. Para salvarnos, para sobrevivir en paz... en defensa de la LIBERTAD que nos dio tanta
''sangre derramada''.
''sangre derramada''.
Pepe Castillo Abreu
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