Entrada: media plaza
Tiempo: tarde muy calurosa
Ganadería: Conde de Mayalde. Bien presentados, flojos sin raza y sin clase.
Rafael Rubio “Rafaelillo”: ovación con saludos y dos orejas
César Jiménez: ovación con saludos y palmas
Matías Tejela: oreja y fuerte petición
Rafaelillo: De salida le recibió con dos faroles de rodillas, ya echaba las manos por delante. Tras dos puyazos sin emplearse, llegó a la muleta sin pasar por ningún pitón. Desarrolló mucho sentido dando la impresión de estar toreado. Tenía mucha guasa. Tras tres pinchazos y un descabello Rafa acabó con él.
En su segundo el saludo capoteril fue por verónicas de rodillas. Tras dos puyazos, uno en chiqueros y otro en la contraquerencia, brindó a Guillermo Llorente. Tras varias tandas sometiendo y bajándole la mano el toro le protestó y le dio un pitonazo en el ojo necesitando varios puntos de sutura. Todo lo que le sacó fue a fuerza de aguantar las miradas y a regañadientes, con una gran dosis de valor por parte del torero. Le mató de entera sin puntilla.
Cesar Jiménez: A partir de derribar al caballo en la puerta de chiqueros se produjo un desorden en la lidia, dando la impresión de que el toro no veía bien. César lo intentó por ambos pitones pero a partir del tercer muletazo se quedaba corto y echaba la cara arriba. César puso todo de su parte pero no hubo forma. El toro fue muy soso en sus embestidas. Le mató de entera trasera y un descabello.
En su segundo no se pudo lucir con el capote ni con la muleta, ya que el toro no se entregó y no remató el viaje ni una sola vez, teniendo un calamocheo al final del muletazo muy molesto y desparramando la vista, por lo que no hubo acople por ninguna parte. Le mató de entera caída.
Matías Tejela: En su primero con el capote estuvo aseado, tras un puyazo trasero metiendo los riñones y empleándose, Tejela solicitó el cambio de tercio. El toro llegó a la muleta queriéndola coger y tras varias tandas por el pitón derecho (el más potable del toro) con suavidad y temple, remató su labor con unos molinetes muy aplaudidos. Le mató de una estocada sin puntilla.
En el sexto de lidia ordinaria, ya en el capote se dio cuenta de la flojedad del toro, y con un puyazo solicitó el cambio. Aunque el trasteo fue muy suave y templado el toro tenía tanta calidad como falta de fuerzas. Le aguantó lo suficiente gracias a la muñeca de seda que empleó Tejela. Tras varios muletazos de rodillas y un desplante le mató de entera un tanto desprendida. Tras fuerte petición, la presidencia no concedió el trofeo.
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En su segundo el saludo capoteril fue por verónicas de rodillas. Tras dos puyazos, uno en chiqueros y otro en la contraquerencia, brindó a Guillermo Llorente. Tras varias tandas sometiendo y bajándole la mano el toro le protestó y le dio un pitonazo en el ojo necesitando varios puntos de sutura. Todo lo que le sacó fue a fuerza de aguantar las miradas y a regañadientes, con una gran dosis de valor por parte del torero. Le mató de entera sin puntilla.
Cesar Jiménez: A partir de derribar al caballo en la puerta de chiqueros se produjo un desorden en la lidia, dando la impresión de que el toro no veía bien. César lo intentó por ambos pitones pero a partir del tercer muletazo se quedaba corto y echaba la cara arriba. César puso todo de su parte pero no hubo forma. El toro fue muy soso en sus embestidas. Le mató de entera trasera y un descabello.
En su segundo no se pudo lucir con el capote ni con la muleta, ya que el toro no se entregó y no remató el viaje ni una sola vez, teniendo un calamocheo al final del muletazo muy molesto y desparramando la vista, por lo que no hubo acople por ninguna parte. Le mató de entera caída.
Matías Tejela: En su primero con el capote estuvo aseado, tras un puyazo trasero metiendo los riñones y empleándose, Tejela solicitó el cambio de tercio. El toro llegó a la muleta queriéndola coger y tras varias tandas por el pitón derecho (el más potable del toro) con suavidad y temple, remató su labor con unos molinetes muy aplaudidos. Le mató de una estocada sin puntilla.
En el sexto de lidia ordinaria, ya en el capote se dio cuenta de la flojedad del toro, y con un puyazo solicitó el cambio. Aunque el trasteo fue muy suave y templado el toro tenía tanta calidad como falta de fuerzas. Le aguantó lo suficiente gracias a la muñeca de seda que empleó Tejela. Tras varios muletazos de rodillas y un desplante le mató de entera un tanto desprendida. Tras fuerte petición, la presidencia no concedió el trofeo.
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